martes, 22 de febrero de 2011

Noticia de una muerte anunciada, sin crónica, ni secuestro...

Hay cosas que nacen muertas y otras que sencillamente nacen para morir, es decir, todo muere pero existen cosas que tienen por misión hacer que esto suceda pronto. Quizás sea necesario explicar un poco más allá los simples graznidos de mis entrañas ó derrepente ya ni eso sea necesario.
Ya estoy muerto, muerto para esto, tal vez nadie me lo dice porqué piensa que si no me doy cuenta no dolerá, ni a mi ni a ellas. Llevo un buen tiempo consultando a la muerte y la veo rondando por aquí a punto de celebrar mi último aliento, la veo casí festejar la gota postrera de sangre que caiga a la tierra como cuota de filiación al nuevo club, lista para sentirse venerada por ESTO que se muere. Si me preguntas si quiero morir en esto no sabré que decirte, puede que sea mejor dejarme estar ahí hasta perder por completo la noción de vida, como está ocurriendo ahora y nadie notará nunca nada y todo se disgregará de a pocos sin pena, sin gloria, sin ella, sin la otra, sin aquella, sin nada. Puede que me resucite por un minuto el ánimo, aquel que fuera la primera víctima en este proceso, para que inflamdo decida estallar hoy o sepa bien que no puede aparecer como cada mañana por la mañana cuando ella me deja con ella y me quedo sin la otra. Esta dicho, se muere y este usado nuevo yo se morirá también para dar paso a un reciente viejo yo. No quiero más, no puedo más, no hay más...